Texto completo de la carta del Papa Francisco con motivo del Año de la Misericordia

Papa Francisco audiencia

Al venerado hermano Monseñor Rino Fisichella Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización:

La cercanía del Jubileo extraordinario de la Misericordia me permite centrar la atención en algunos puntos sobre los que considero importante intervenir para facilitar que la celebración del Año Santo sea un auténtico momento de encuentro con la misericordia de Dios para todos los creyentes. Es mi deseo, en efecto, que el Jubileo sea experiencia viva de la cercanía del Padre, como si se quisiese tocar con la mano su ternura, para que se fortalezca la fe de cada creyente y, así, el testimonio sea cada vez más eficaz.

Mi pensamiento se dirige, en primer lugar, a todos los fieles que en cada diócesis, o como peregrinos en Roma, vivirán la gracia del Jubileo. Deseo que la indulgencia jubilar llegue a cada uno como genuina experiencia de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando completamente el pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión. Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo.

Pienso, además, en quienes por diversos motivos se verán imposibilitados de llegar a la Puerta Santa, en primer lugar los enfermos y las personas ancianas y solas, a menudo en condiciones de no poder salir de casa. Para ellos será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad. Vivir con fe y gozosa esperanza este momento de prueba, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar. Mi pensamiento se dirige también a los presos, que experimentan la limitación de su libertad. El Jubileo siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía, destinada a hacer partícipes a muchas personas que, incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta. Que a todos ellos llegue realmente la misericordia del Padre que quiere estar cerca de quien más necesita de su perdón. En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad.

He pedido que la Iglesia redescubra en este tiempo jubilar la riqueza contenida en las obras de misericordia corporales y espirituales. La experiencia de la misericordia, en efecto, se hace visible en el testimonio de signos concretos como Jesús mismo nos enseñó. Cada vez que un fiel viva personalmente una o más de estas obras obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar. De aquí el compromiso a vivir de la misericordia para obtener la gracia del perdón completo y total por el poder del amor del Padre que no excluye a nadie. Será, por lo tanto, una indulgencia jubilar plena, fruto del acontecimiento mismo que se celebra y se vive con fe, esperanza y caridad.

La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los difuntos. A ellos estamos unidos por el testimonio de fe y caridad que nos dejaron. De igual modo que los recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin.

Uno de los graves problemas de nuestro tiempo es, ciertamente, la modificación de la relación con la vida. Una mentalidad muy generalizada que ya ha provocado una pérdida de la debida sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo. Muchos otros, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino por donde ir. Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión. Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza. El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre. También por este motivo he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón. Los sacerdotes se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre que todo lo renueva con su presencia.

Una última consideración se dirige a los fieles que por diversos motivos frecuentan las iglesias donde celebran los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X. Este Año jubilar de la Misericordia no excluye a nadie. Desde diversos lugares, algunos hermanos obispos me han hablado de su buena fe y práctica sacramental, unida, sin embargo, a la dificultad de vivir una condición pastoralmente difícil. Confío que en el futuro próximo se puedan encontrar soluciones para recuperar la plena comunión con los sacerdotes y los superiores de la Fraternidad. Al mismo tiempo, movido por la exigencia de corresponder al bien de estos fieles, por una disposición mía establezco que quienes durante el Año Santo de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el Sacramento de la Reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados.

Confiando en la intercesión de la Madre de la Misericordia, encomiendo a su protección la preparación de este Jubileo extraordinario.

Vaticano, 1 de septiembre de 2015.

FRANCISCUS

Confirman que por deseo del Papa cuerpo del Padre Pío estará en Vaticano durante Jubileo

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VATICANO, 17 Jul. 15 / 03:28 am (ACI).- El cuerpo incorrupto de San Pío de Pietrelcina, el santo capuchino de los estigmas, será expuesto para ser venerado por los fieles en la Basílica de San Pedro del 8 al 14 de febrero de 2016, en el marco del Jubileo de la Misericordia y por deseo del Papa Francisco, informó el Convento Santuario de San Pío de Pietrelcina.

En una nota difundida en su sitio web, el Convento informó que el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, envió una carta al Arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo (Italia), Mons. Michele Castoro, para transmitir el deseo del Pontífice.

“El Santo Padre expresó el vivo deseo de que los restos de San Pío de Pietrelcina sean expuestos en la Basílica de San Pedro el … [continuar leyendo]

Tomado de: https://www.aciprensa.com/noticias/por-deseo-del-papa-francisco-cuerpo-del-padre-pio-estara-en-el-vaticano-durante-jubileo-12665/?utm_content=buffer6088d&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

El Vaticano pide que, al dar la Paz, ni el sacerdote abandone el altar ni los fieles se desplacen.

rito de la paz

El prefecto para la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Antonio Cañizares Llovera, ha dirigido un documento al presidente de la Conferencia Episcopal Española donde se recogen las conclusiones del debate abierto sobre la oportunidad o no de mantener el signo de la Paz en la forma y el momento que está teniendo lugar durante la Misa.

Este debate se abrió a raíz del Sínodo de los Obispos sobre la Eucaristía (2005, Propositio 23) y de la invitación del papa Benedicto XVI en su exhortación apostólica Sacramentum caritatis (2007), donde invitaba a las congregaciones competentes a estudiar el tema. La Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos inició la tarea de tomar en consideración las opiniones de las diferentes conferencias episcopales del mundo, fruto que ha dado como resultado el documento que adjuntamos donde, mayoritariamente hay una propuesta de mantener el ‘rito’ y ‘signo’ de la Paz en el lugar y forma que tiene en el Ordinario de la Misa, al considerarlo una característica del rito romano y al no creer conveniente para los fieles introducir cambios estructurales en la celebración eucarística en estos momentos.

A la vez, el mismo documento hace unas observaciones y apunta unas consideraciones prácticas para expresar mejor el contenido del signo de la paz y para moderar los excesos que generan confusión en la asamblea litúrgica momentos antes de la Comunión. En este sentido, la Congregación del Culto Divino dice que, si los fieles no comprenden o demuestran no entender el significado de este signo, se debilita el concepto cristiano de la Paz y resulta infructuoso este gesto. Por todo ello, invita a aprovechar la oportunidad de hacer catequesis, ofreciendo unas líneas orientativas.

Una de las recomendaciones es aclarar que el rito de la Paz llega a su significado más profundo con la oración y el contexto mismo de la Eucaristía, por lo cual darse la paz correctamente entre los participantes de la Misa enriquece su significado. Ahora bien, también apunta el documento que por eso mismo no es necesario invitar “mecánicamente” a darse la paz, si se prevé que tal intercambio no se producirá de una manera adecuada. Entonces se invita a omitirlo.

En este sentido, la Congregación del Culto Divino recomienda evitar abusos como la introducción de un canto por la Paz, inexistente en el rito romano; desaconsejar el desplazamiento de los fieles para intercambiarse la Paz, o que el sacerdote abandone el altar para darla a algunos fieles.

Para leer el documento completo de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los Sacramentos, ir a:  http://religionenlibertad.com/imagenes/fotosdeldia/18447_documento_de_la_congregacion_para_el_culto_divino_sobre_el_rito_de_la_paz_.pdf

Tomado de: http://www.pildorasdefe.net/post/noticias/IHS.php?id2=El-Vaticano-pide-que-al-dar-la-Paz-ni-el-sacerdote-abandone-el-altar-ni-los-fieles-se-desplacen

El Santo Padre Francisco convocó oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia con la publicación de la Bula “Misericordiae vultus”.

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(RV).-  La tarde del sábado 11 de abril, víspera del II Domingo de Pascua, el Santo Padre Francisco convocó oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia con la publicación de la Bula  “Misericordiae vultus”.  Al ingreso de la Basílica de San Pedro, el Obispo de Roma entregó la Bula a los cuatro cardenales arciprestes de las basílicas papales de Roma: el Cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el Cardenal Agostino Vallini, arcipreste de la Basílica de San Juan de Letrán, el Cardenal James Michael Harvey, arcipreste de la Basílica de San Pablo Extramuros, el Cardenal Santos Abril y Castelló, arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor.  Con la lectura de algunos extractos del documento oficial de convocatoria del Año Santo extraordinario a cargo del Regente de la Casa Pontificia, Mons. Leonardo Sapienza, Protonotario Apostólico, se dio inicio a la celebración de las Primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia.

EXTRACTOS DE LO LEÍDO POR MONS. SAPIENZA, EN PRESENCIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico de misericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo » (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona1 revela la misericordia de Dios.

Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado.

Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.

El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta litúrgica indica el modo de obrar de Dios desde los albores de nuestra historia…

El domingo siguiente, III de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Para el mismo domingo establezco que en cada Iglesia particular, en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la Concatedral o en una iglesia de significado especial se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia. A juicio del Ordinario, ella podrá ser abierta también en los Santuarios, meta de tantos peregrinos que en estos lugares santos con frecuencia son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de la conversión. Cada Iglesia particular, entonces, estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. El Jubileo, por tanto, será celebrado en Roma así como en las Iglesias particulares como signo visible de la comunión de toda la Iglesia.

He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de  mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo  habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe.

El Año jubilar se concluirá en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia.

Encomendaremos la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la Señoría de Cristo, esperando que difunda su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro.

Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad. La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud.

Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Sus relaciones con las personas que se le acercan dejan ver algo único e irrepetible. Los signos que realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia las personas pobres, excluidas, enfermas y sufrientes llevan consigo el distintivo de la misericordia. En él todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión.

La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia « vive un deseo inagotable de brindar misericordia ».8 Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia. Por una parte, la tentación de pretender siempre y solamente justicia ha hecho olvidar que ella es el primer paso, necesario e indispensable; la Iglesia no obstante necesita ir más lejos para alcanzar una meta más alta y más significativa.

La primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega hasta el perdón y al don de sí, la Iglesia se hace sierva y mediadora ante los hombres. Por tanto, donde la Iglesia esté presente, allí debe ser evidente la misericordia del Padre. En nuestras parroquias, en las comunidades, en las asociaciones y movimientos, en fin, dondequiera que haya cristianos, cualquiera debería poder encontrar un oasis de misericordia.

En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos. En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención.

Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.

La palabra del perdón pueda llegar a todos y la llamada a experimentar la misericordia no deje a ninguno indiferente. Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a  su conducta de vida. Pienso en modo particular a los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que éste sea. Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador.

La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos.

¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Delante a tantos crímenes cometidos, escuchad el llanto de todas las personas depredadas por vosotros de la vida, de la familia, de los afectos y de la dignidad. Seguir como estáis es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora pensáis. El Papa os tiende la mano. Está dispuesto a escucharos. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia.

La misericordia posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. Ella nos relaciona con el judaísmo y el Islam, que la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios.

Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocerlas y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación.

El pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne.

Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.

Un Año Santo extraordinario, entonces, para vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros. En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida. La Iglesia siente la urgencia de anunciar la misericordia de Dios. Su vida es auténtica y creíble cuando con convicción hace de la misericordia su anuncio. Ella sabe que la primera tarea, sobre todo en un momento como el nuestro, lleno de grandes esperanzas y fuertes contradicciones, es la de introducir a todos en el misterio de la misericordia de Dios, contemplando el rostro de Cristo. La Iglesia está llamada a ser el primer testigo veraz de la misericordia, profesándola y viviéndola como el centro de la Revelación de Jesucristo. Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad más profunda del misterio de Dios, brota y corre sin parar el gran río de la misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean los que a ella se acerquen. Cada vez que alguien tendrá necesidad podrá venir a ella, porque la misericordia de Dios no tiene fin. Es tan insondable es la profundidad del misterio que encierra, tan inagotable la riqueza que de ella proviene.

En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: « Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos » (Sal 25,6).

Renato Martinez, Raúl Cabrera –  Radio Vaticano

Tomado de:  http://es.radiovaticana.va/news/2015/04/11/%C2%A1este_es_el_tiempo_oportuno_para_cambiar_de_vida!%E2%80%9D/1136125

[PARA EL TEXTO COMPLETO DE LA BULA PUEDEN VISITAR EL SITIO WEB DEL VATICANO: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco_bolla_20150411_misericordiae-vultus.html]

Texto del Mensaje Pascual del Papa Francisco y bendición urbi et orbi 2015

PAPA URBI ET ORBI

Foto: Bohumil Petrik / ACI Prensa

 

VATICANO, 05 Abr. 15 / 06:18 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió esta mañana la Misa de la Pascua de Resurrección  en la Plaza de San Pedro. El Pontífice no tuvo homilía puesto que después leyó su Mensaje Pascual e impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo).

En él, el Santo Padre, reconoció que “con su muerte y resurrección, Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: esta vía es la humildad, que comporta la humillación”.

A su vez aseguró que los cristianos “tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos. Esto no es debilidad, sino autentica fuerza”.

Por otra parte señaló que “quién lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor. Imploremos al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz”.

Por ello pidió que Cristo “alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre”, en especial en Irak y Siria. Pidió la paz también para palestinos e israelíes y el fin de los conflictos en Libia, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo. Se acordó en especial de los 147 universitarios asesinados el pasado miércoles por terroristas yihadistas en Kenia y pidió también el fin del conflicto en Ucrania.

Después del Mensaje, el Papa despidió a los fieles deseándoles una feliz Pascua. “Lleven a vuestras casas y a los que os encontréis el jubiloso anuncio de que el Señor ha resucitado, de que es el Señor de la vida”.

A continuación, ACI Prensa comparte con sus lectores el texto completo del mensaje pascual 2015:

Para leer el texto completo ir a: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-completo-mensaje-urbi-et-orbi-del-papa-francisco-en-pascua-de-resurreccion-2015-69179/

Vaticano lanza libro digital por el segundo aniversario del Papa Francisco

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VATICANO, 17 Mar. 15 / 10:05 pm (ACI).- El Vaticano ha publicado recientemente un libro digital con ocasión del segundo aniversario de Pontificado del Papa Francisco: toda una colección de imágenes a color de las diferentes actividades del Pontífice con sus frases más relevantes. Algo que los católicos no deben dejar de ver.

“Por favor, no se olviden de rezar por mí”, con esta súplica que el Sucesor de San Pedro realiza constantemente inicia el compendio de 58 fotos y frases en 60 páginas, realizado por el Servicio de Internet del Vaticano – Dirección de las Telecomunicaciones.

Dentro de las imágenes seleccionadas están las del viaje del Santo Padre a Turquía, Corea y Filipinas, así como el encuentro que ha tenido el Papa con diversos fieles en la Plaza San Pedro o audiencias.

No es la primera vez que el Vaticano pone a disposición de los usuarios este tipo de material. El año pasado también compartió otro libro virtual por el primer aniversario del Papa Francisco como Vicario de Cristo, desde la elección del Pontífice el 13 de marzo de 2013.

El libro está disponible en: http://w2.vatican.va/content/vatican/it/special/2015/2-anniversary.html#/page/1

Tomado de: https://www.aciprensa.com/noticias/web-vaticano-lanza-libro-digital-por-el-segundo-aniversario-del-papa-francisco-48172/

Seguridad del Papa Francisco: Temor por amenazas del Estado Islámico

Francisco multitud

El comandante de la Gendarmería del Vaticano, Domenico Giani, admitió en una entrevista el lunes 2 de marzo que existe “una amenaza” del Estado Islámico, aunque precisó que son más peligrosas las “acciones solitarias”.

Sobre las repetidas amenazas difundidas en las redes sociales contra el símbolo del catolicismo por parte de secuaces del ISIS, el comandante de la seguridad del Papa declaró que la “amenaza existe; esto es lo que queda manifiesto en las reuniones con los colegas italianos y extranjeros”.

Asimismo, aclaró que “un cosa es la existencia de una amenaza, otra cosa es la planificación de un ataque; por el momento, puedo decir que no tenemos conocimiento de planes de ataque en el Vaticano o al Santo Padre”, dijo Giani a la Revista Oficial de la Policía de Estado en Italia.

En la entrevista, el jefe de seguridad reconoce que el Santo Padre es consciente de la amenaza que le rodea por ser un personaje público, pero lo que más le preocupa son los feligreses, así como lo manifestó en el viaje a Filipinas a los periodistas en enero.

“El Vaticano es un lugar por el que cada día, entre las visitas a la Basílica, a los Museos y las audiencias, pasan decenas de miles de personas, que deben sentirse seguras”.

La alerta se traduce en el trabajo cotidiano de la Gendarmería, el cuerpo de seguridad policial que se ocupa de proteger al Pontífice, y que cuenta con 130 agentes.

“El nivel de atención es constantemente alto, siembre adecuado a las circunstancias. No existen sólo las amenazas del ISIS, sino también los riesgos de las acciones solitarias, que son más peligrosas por imprevisibles. Pienso en fanáticos, enfermos mentales, mitómanos o también simples individuos que podrían decidir actuar en el Vaticano por la visibilidad mediática que pueden obtener”, señaló.

A pesar de los riesgos para su integridad, Francisco “no abandonará el estilo de su pontificado, fundado sobre la proximidad y en encontrar el mayor número de personas posibles“, dijo el comandante.

Somos los encargados de su seguridad los que debemos adecuarnos a él, y no al revés -explicó-. Debemos hacer todo lo necesario para que pueda continuar desarrollando su ministerio como quiere y cree”, añadió.

Para garantizar esa seguridad, la Gendarmería vaticana trabaja con la Guardia Suiza para proteger el Estado de la Ciudad del Vaticano, mientras que la policía italiana custodia la Plaza de San Pedro y el exterior.

Por otro lado, el comandante recordó que la Gendarmería forma parte de la Interpol (la policía internacional) y además tiene unacolaboración con la policía de diversos países islámicos. “De numerosos países islámicos nos llegan preciosas informaciones, pero también demostraciones de estima y admiración por el Santo Padre”.

Luego sostuvo: “Puedo decir que hoy, el Pontífice es considerado y respetado por el islam como la más influyente autoridad moral del mundo. Y esto tanto por parte de las autoridades religiosas como civiles”.  

Precisamente, el Papa Francisco, recibiendo a los agentes de seguridad pública que trabajan en el Vaticano el pasado 22 de enero, no escondió su atención por las “sombras y peligros que preocupan a la humanidad” en estos momentos.

En este sentido, sin mencionar las noticias, además desmentidas en varias ocasiones por la Sala de Prensa del Vaticano, de amenazas serias a la seguridad del Vaticano por parte del fundamentalismo islámico, el Pontífice dijo que “como cristianos, estamos llamados a no perder el ánimo” ante las amenazas.

Vocero vaticano destaca “universalidad” en nuevos Cardenales anunciados por el Papa Francisco

Cardenales

VATICANO, 04 Ene. 15 / 11:26 am (ACI/EWTN Noticias).- El Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, destacó la “universalidad” como el “criterio más evidente” del Papa Francisco al momento de elegir los 20 nuevos Cardenales que anunció hoy.

El Papa Francisco anunció hoy, después del rezo del Ángelus, los nombres de los 20 nuevos cardenales que creará en el Consistorio del próximo 14 de febrero.

Entre los nuevos Cardenales figuran Arzobispos y Obispos de Tailandia, Cabo Verde, Tonga, Birmania, entre otros.

En un comunicado difundido hoy, el P. Lombardi señaló que “el criterio más evidente es evidentemente el de la universalidad. Catorce países diferentes están representados, incluyendo algunos que no tienen actualmente un Cardenal, y algunos nunca han tenido uno”. [continuar leyendo]