REFLEXIÓN PARA LA MEMORIA DEL BEATO CARLOS MANUEL RODRÍGUEZ 04-05-13

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Hoy celebramos la memoria libre de nuestro primer beato puertorriqueño, Carlos Manuel (“Charlie”) Rodríguez. En un artículo separado hemos publicado su biografía. Les invitamos a leerla para conocer mejor a este cristiano ejemplar.

El calendario litúrgico-pastoral para la Provincia de Puerto Rico nos sugiere unas lecturas opcionales para esta celebración litúrgica. Como primera lectura se nos ofrecen dos lecturas alternas. Hemos escogido 1 Co 1,26-31: “Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles. Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios. Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor”.

Basta leer la biografía de nuestro beato Charlie para ver personificada esta lectura. Un humilde oficinista, de constitución débil y acosado por la enfermedad, que supo compenetrarse de tal modo con el Resucitado y la liturgia de la Iglesia, que se convirtió en precursor de los cambios en la liturgia que serían adoptados por los sabios y entendidos en el Concilio Vaticano II. Su secreto fue “estar unido a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención”. En comparación con Cristo, nada puede ni tan siquiera considerarse como una alternativa real. Él es la fuente última de sabiduría, justicia y redención.

Vemos constantemente esa preferencia de Jesús por los débiles, los pequeños, los humildes, cuando se trata de la Revelación de los grandes misterios del Reino. Así encontramos una santa Catalina de Siena, una santa Teresa del Niño Jesús, un beato Charlie, junto a los grandes pensadores y eruditos con todos los títulos académicos posibles. No es que Dios desprecie a los sabios e intelectuales; es que tal vez los pequeños y humildes no se sienten apegados a su propia “sabiduría” o a su éxito, y por ello pueden sentirse más receptivos y dependientes de Dios, quien les hace partícipes del Misterio.

San Pablo enfatiza que “nadie podrá gloriarse delante de Dios”, es decir, que la sabiduría humana es incapaz de conocer por sí misma la sabiduría de Dios. Solo el que se despoje de sus pretensiones humanas, es decir, el que se “gloría en el Señor” y no en su propia sabiduría, podrá alcanzar la verdadera Sabiduría.

Esa Sabiduría hizo posible que el beato, adelantándose al Concilio Vaticano II, entendiera y proclamara la importancia del Misterio Pascual, y cómo toda la liturgia de la Iglesia tenía que girar alrededor de la Madre de todas las vigilas, la Vigilia Pascual. Él supo vivir la alegría y la esperanza que Cristo nos regaló con Su Pascua. De ahí su lema: ¡VIVIMOS PARA ESA NOCHE!

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4 thoughts on “REFLEXIÓN PARA LA MEMORIA DEL BEATO CARLOS MANUEL RODRÍGUEZ 04-05-13

  1. Señor Jesús, que el Espíritu Santo nos inunda de todo el amor entre el Padre y Tú, y que esa lluvia de amor sea por nosotros aceptada con la humildad del corazón, para que este nuestro corazón endurecido por las cosas terrenales, por los deseos de reconocimiento, de soberbia de paso a un corazón manso y humilde.

    • Gracias Hèctor por esta excelente reflexión sobre la vida de Beato Carlos Manuel. Y gracias Rodolfo por la buena oraciôn. Soy de Miami, pero vivo en Caguas con mi esposa. Acabo de ver la pelîcula sobre su vida en Caguas esta noche, y aunque ya sabîa de este servidor de Dios (enseño inglés en el Colegio Católico de Notre Dame donde él estudiô, y me gusta mirar a su retrato allâ con frecuencia), la pelîcula me dejó aún mas inspirado por el humilde, alegre, disciplinado, y valiente ejemplo de esta gran persona. Doy gracias a Dios por su vida y espero con la ayuda de Dios seguir su ejemplo. Luis.

      • Gracias a usted, hermano, por sus palabras. Le ruego nos mantenga en sus oraciones para que podamos continuar en nuestro apostolado.

        Bendiciones,
        Héctor L. Márquez, O.P.

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