REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO DESPUÉS DE EPIFANÍA 10-01-15

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“Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero”. Con esta frase comienza el pasaje de la primera carta del apóstol san Juan que nos presenta la liturgia para hoy (1 Jn 4,19-5,4). Detengámonos un momento a meditar sobre el alcance y la profundidad de esa frase. Dios nos amó primero. Esta aseveración no está condicionada. Es absoluta. Dios nos ama, nos ha amado, antes de que le correspondiéramos, y aunque no le correspondamos. No nos ama porque seamos buenos, o virtuosos, o piadosos, o llenos de amor. Nos ama tal y como somos: pecadores, egoístas, viciosos, con carácter deforme. Dios no escatima en su amor. Él ama inclusive a aquellos que no creen en Él, a aquellos que le persiguen (Jn 13,34-35).

Recuerdo haber escuchado a un sacerdote decir a un niño: “Dios ama a los niñitos que se portan bien”. Y yo me pregunté: ¿es que acaso no ama a los que no se “portan bien”? Dios nos ama primero precisamente para capacitarnos a amar, para salvarnos; para inundar nuestro corazón con su Amor de manera que podamos amar a nuestros hermanos, y amándolos a ellos amarlo a Él. Una vez nos dejamos seducir por Su amor, amamos al prójimo y cumplimos los mandamientos; no por temor, sino por amor. Es la ley del amor.

Por eso el mensaje de Jesús resultaba atractivo para el pueblo, especialmente aquellos que eran marginados de la sociedad, a quienes se les consideraba inmerecedores de la gracia y el amor de Dios. Jesús, con su carisma y sabiduría, había logrado cautivar las multitudes. Nos dice el Evangelio de hoy (Lc 4,14-22) que su fama se había extendido por toda la Galilea. Podríamos decir que se encontraba en el pináculo de su popularidad como predicador. Se había convertido en lo que hoy llamaríamos un celebrity. En ese momento decide regresar a su pueblo de Nazaret, pero cambiado. Ya no era aquel artesano que había salido de su pueblo hacía más de dos años. Imagino que todos estaban ávidos de escucharle.

Nos dice la escritura que Jesús entró en la sinagoga, se puso en pie para hacer la lectura, y encontró el pasaje del profeta Isaías que dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”. Y al terminar de leer, a manera de homilía, dijo a los presentes: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. Es el llamado “discurso programático” de Jesús, que constituye la culminación de su manifestación, de aquella “epifanía” que celebramos hace apenas cuatro días.

Esas palabras de Jesús constituyen una proclamación del amor gratuito de Dios a toda la humanidad (incluyendo a los paganos, como vimos en la Epifanía), estableciendo su “opción preferencial” por los pobres, los cautivos, los ciegos. En ese momento queda definida la misión de Jesús, asistido por el Espíritu Santo. Y nosotros, con la ayuda del Espíritu, estamos llamados a continuar la proclamación de ese mismo Amor.

¿Te animas?

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4 thoughts on “REFLEXIÓN PARA EL SÁBADO DESPUÉS DE EPIFANÍA 10-01-15

    • Hermano:

      No sé qué fuente está utilizando, pero según el Calendario Litúrgico-Pastoral para la Provincia Eclesiástica de Puerto Rico, las lecturas correspondientes al día de hoy (sábado, 10-01-15) son 1 Jn 4,19–5,4; Sal 71,1-2.14.15bc.17; y Lc 4,14-22), que son las que comentamos en esta fecha.

      Las lecturas correspondientes al jueves 8 de enero de 2015, fueron 1 Jn 7-10, Sal 71, 1-2.3-4ab.7-8; y Mc 6,34-44, que fueron las que comentamos en ese día.

      Gracias por su interés, y que el Señor le colme de bendiciones.
      Héctor, op

      • Ok, gracias yo las obtengo de ACIPRENSA, Calendario Liturgico, le ruego me disculpe, pero es que comparto ambas en el facebook y no coinciden…

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