REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO 02-12-13

adviento 1

Comenzamos la primera semana de Adviento con dos primeras lecturas alternativas, ambas de esperanza, tomadas del libro del profeta Isaías (2,1-5 o 4,2-6). Ambas nos refieren a ese final de los tiempos en que todos los pueblos, judíos y gentiles, pondrán su mirada en Jerusalén, en el monte Sión, que los atraerá hacia sí.

Ayer contemplábamos la primera de ellas. La segunda continúa refiriéndonos a ese momento en que “la gloria del Señor, en lo más alto de todo, será un reparo y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia”. Y como todas las lecturas escatológicas, nos remite al final de los tiempos y nos brinda un mensaje de esperanza. ¿Qué final de los tiempos? ¿El “fin del mundo”, el fin de la “antigua alianza”, o el fin de nuestra vida? Como siempre, hay una “zona gris” en la cual los “finales” se confunden. Lo importante es que, como quiera que lo consideremos, el mensaje es uno de esperanza, de salvación, para aquellos que fijen su mirada en el Señor.

La lectura evangélica (Mt 8,5-11), por su parte, nos pinta un cuadro de esa “espera”, “anticipación”, en la que todos estamos inmersos y que se percibe más marcada en este tiempo del Adviento. Esta recoge la versión de Mateo del pasaje de la curación del criado del centurión. Cabe resaltar que no fue Jesús quien le llamó; fue él quien se acercó a Jesús tan pronto entró en Cafarnaún. Resulta obvio que este hombre, un pagano, oficial del ejército opresor, odiado por todos, se encontraba en espera de Jesús (Él viene para todos). Tenía la certeza de que Jesús habría de venir y podía curar a su criado. Por eso le esperaba, y lo hacía con esa “anticipación” del que espera algo maravilloso. Por eso salió presuroso a su encuentro tan pronto le vio. Reconoció a Jesús, se acercó a Él, y creyó en Él y en su Palabra. “Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe”.

El Adviento es un tiempo especial de gracia para todos, los que estamos (o creemos estar) “adentro” y los que están “afuera” o alejados. Ya se respira en el ambiente ese “algo” que no podemos describir y que llamamos con varios nombres, y que no es otra cosa que un anuncio de confianza y fe en Dios; ese Dios que viene para todos, los de “cerca” y los de “lejos”, los pobres y los ricos, los tristes y los alegres, para traernos su regalo de salvación. Y la espera de ese evento nos causa excitación, nos llena de gozo. Es el espíritu del Adviento.

En estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo hay mucha gente desorientada, deprimida, ansiosa, desesperanzada. Personas que no han tenido la oportunidad de encontrarse con Jesús, pero que tienen buenos sentimientos, como el centurión (¡conozco tantos de esos!). Tan solo hay que esperar; esperar con fe. En este tiempo de Adviento, oremos al Señor para que nos conceda el espíritu de espera y la fe del centurión, para reconocerle y recibirle en nuestros corazones, especialmente aquellos que se encuentran alejados, de modo que al final del Adviento todos podamos gritar al unísono: “¡Es Navidad!”

Share Button

3 thoughts on “REFLEXIÓN PARA EL LUNES DE LA PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO 02-12-13

  1. Hola Hno Héctor. Como siempre tus reflexiones del día son como bálsamo de gozo en el alma, pues nos llevas siempre a contemplar el gran amor de Dios por nosotros.

    Me encantó cuando dices “¿Qué final de los tiempos? ¿El “fin del mundo”, el fin de la “antigua alianza”, o el fin de nuestra vida?” “Lo importante es que, como quiera que lo consideremos, el mensaje es uno de esperanza, de salvación, para aquellos que fijen su mirada en el Señor.” Eso es lo importante. Que no importa cual final del tiempo es, al final veremos y experimetaremos la manifestación del amor de Dios, amopr que se traducirá en salvación!!!

Leave a Reply