PAPA FRANCISCO INSTITUYE DOMINGO DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Papa Francisco abraza enfermo

Como parte de la carta apostólica Misericordia et misera firmada al concluir el Jubileo extraordinario de la Misericordia ayer en el Vaticano, el papa Francisco instituyó el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, como la Jornada mundial de los pobres. A continuación el texto contenido en el núm. 21 de la carta apostólica:

A la luz del «Jubileo de las personas socialmente excluidas», mientras en todas las catedrales y santuarios del mundo se cerraban las Puertas de la Misericordia, intuí que, como otro signo concreto de este Año Santo extraordinario, se debe celebrar en toda la Iglesia, en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, la Jornada mundial de los pobres. Será la preparación más adecuada para vivir la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el cual se ha identificado con los pequeños y los pobres, y nos juzgará a partir de las obras de misericordia (cf. Mt 25,31-46). Será una Jornada que ayudará a las comunidades y a cada bautizado a reflexionar cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio y sobre el hecho que, mientras Lázaro esté echado a la puerta de nuestra casa (cf. Lc 16,19-21), no podrá haber justicia ni paz social. Esta Jornada constituirá también una genuina forma de nueva evangelización (cf. Mt 11,5), con la que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia.

Para el texto oficial en español de Misericordia et misera, visitar: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20161120_misericordia-et-misera.html

“Misericordia et Misera”, la buena nueva del Espíritu Santo a través del Papa

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El Papa Francisco firma la Carta Apostólica Misericordia et misera / Foto: Daniel Ibáñez – ACI Prensa

Al concluir la misa de clausura del Año Jubilar de la Misericordia ayer en la Plaza San Pedro del Vaticano, SS el papa Francisco firmó la carta apostólica Misericordia et misera, mediante la cual nos recuerda que la misericordia es una de las actitudes propias del cristiano, y nos invita a que continuemos viviéndola tan intensamente como durante el Jubileo, recordándonos en el primer párrafo del texto que la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre.

En nuestra reflexión de ayer con motivo de la conclusión del Jubileo extraordinario de la Misericordia, decíamos que más que el “cierre” del Año de la Misericordia, celebrábamos un envío a seguir trabajando en nuestra vocación a la santidad, esforzándonos cada día más en llegar a ser misericordiosos como el Padre.

Ello concuerda plenamente con lo que nos dice el Papa en el texto anteriormente citado, y en la introducción a esta carta apostólica que ya está generando múltiples comentarios en los medios de comunicación social convencionales y electrónicos: “Misericordia et misera son las dos palabras que san Agustín usa para comentar el encuentro entre Jesús y la adúltera (cf. Jn 8,1-11). No podía encontrar una expresión más bella y coherente que esta para hacer comprender el misterio del amor de Dios cuando viene al encuentro del pecador: «Quedaron sólo ellos dos: la miserable y la misericordia». Cuánta piedad y justicia divina hay en este episodio. Su enseñanza viene a iluminar la conclusión del Jubileo Extraordinario de la Misericordia e indica, además, el camino que estamos llamados a seguir en el futuro”.

Ayer comentábamos también al final de nuestra reflexión que la Misericordia de Dios es eterna: La misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión; antes bien se renuevan cada mañana (Lm 3,22-23). No lo olvides…

Como dice Francisco en la carta: Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par. Hemos aprendido que Dios se inclina hacia nosotros (cf. Os 11,4) para que también nosotros podamos imitarlo inclinándonos hacia los hermanos (16).

Te invitamos a leer el texto completo en español de la Misericordia et misera, pulsando el enlace sobre el título de la misma.