Como de costumbre, adjunto el calendario y programa de cursos a ofrecerse en el Instituto Superior de Teología y Pastoral Luis Cardenal Aponte Martínez, de la Arquidiócesis de San Juan para el semestre académico enero-mayo de 2019.
Le exhortamos a matricularse al menos un curso para continuar su formación cristiana católica.
Continuamos el tiempo de Navidad, que nos
llevará hasta la Fiesta de la Epifanía. La liturgia de esta semana está
dominada por san Juan apóstol y evangelista (primera y segunda lecturas).
Durante todo el Adviento estuvimos
preparándonos, anticipando la llegada del Salvador, a quien hemos encontrado en
la Navidad; Emmanuel, “Dios-con-nosotros”. En la primera lectura (1 Jn
2,22-28), Juan nos hace un llamado a no alejarnos de ese Dios que ha “acampado”
entre nosotros. Nos exhorta a acampar en Él como Él lo ha hecho entre nosotros.
Y la palabra que resuena a lo largo del toda la lectura es “permanecer”. La
invitación de Juan es a que permanezcamos en Él (que es uno con el Padre), en Su
palabra, en Su “unción”. De ese modo no nos dejaremos engañar por los “anticristos”,
y seremos acreedores de Su promesa de vida eterna. Juan llama anticristos a
todos los que no creen que Jesús es el Mesías enviado por Dios que ha asumido
nuestra carne mediante el misterio de la Encarnación.
El llamado de Juan es apropiado para esta
época en que todavía estamos celebrando la Navidad y el comienzo de un nuevo
año. Si esa alegría desparece junto a los árboles de Navidad, las guirnaldas,
las bombillas de colores, y los Belenes, lo que tuvimos fue una “ilusión” de
Navidad, quiere decir que Jesús no nació en nuestros corazones. Si, por el
contrario, la Navidad continúa dentro de nosotros durante todo el año, Dios
obrará maravillas en nuestras vidas. Y esas maravillas no necesariamente se
reflejarán en milagros espectaculares. El verdadero milagro será nuestra forma
de enfrentar la vida cotidiana y los retos que esta nos lanza, con la certeza
de que Dios habita en nosotros y nosotros en Él.
En la segunda lectura retomamos el Evangelio
según san Juan (1,19-28) con el testimonio de Juan el Bautista. Todos estaban
deseosos de la llegada del Mesías y se preguntaban si Juan lo sería. Veían en
Juan una actitud diferente; hablaba con la autoridad que proporciona el “creer”
lo que se dice. Así, Juan se convierte en la “voz” de la Palabra. Entre la
multitud anónima había un grupo de fariseos, quienes ante la negativa de Juan
sobre su identidad con el Mesías, le preguntan que por qué bautiza. Juan no
entra en discusiones sobre su bautismo, y se limita a señalar: “Yo bautizo con
agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí,
y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia”.
“En medio de ustedes hay uno que no conocen”.
Dios está entre nosotros todos los días de nuestra vida, pero no lo reconocemos
(Cfr. Mt 25,40). Si la Navidad no fue
para nosotros una celebración fugaz, sino una experiencia que ha de permanecer
en nuestros corazones a lo largo del año que comienza, nos convertiremos, al
igual que Juan Bautista, en testigos de Jesús, en la “voz” de la Palabra hecha
carne. Y al igual que Juan, allanaremos el camino para que otros lo conozcan y
reciba en sus corazones. Así, todo el año será Navidad…