REFLEXIÓN PARA LA MEMORIA OBLIGATORIA DE SANTA MARTA 29-07-21

Hoy celebramos la memoria obligatoria de santa Marta, la hermana de Lázaro y María, amigos de Jesús. La tradición dice que, como Santiago evangelizó a España, santa Marta evangelizó a Francia. Marta es un nombre hebreo que significa “señora; jefe del hogar”. La Escritura nos dice que “Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro” (Jn 11,5). Estos hermanos vivían en Betania, una aldea distante como a cuatro kilómetros de Jerusalén.

Durante el último año de la vida pública de Jesús, cuando Él movió su predicación de Galilea a Judea, habitualmente pernoctaba en casa de sus amigos Marta, María y Lázaro, en donde siempre había una habitación dispuesta para el Maestro a cualquier hora que llegara. Esa casa era, en efecto, el “hogar” de Jesús en Judea. Allí se sentía a gusto, amaba a sus amigos, y sus amigos le amaban y acogían con calor de hogar.

Al igual que a Marta, a su hermana y a Lázaro, Jesús te ama a ti, y le encantaría hospedarse en tu casa, es decir, en tu corazón (Cfr. Ap 3,20). ¿Tienes una habitación dispuesta para recibirle?

La liturgia para esta memoria obligatoria nos propone dos lecturas evangélicas alternas. La primera, tomada el Evangelio según san Lucas (10,38-42), nos narra el conocido episodio en que Jesús va a visitar a sus amigos, y mientras Marta se desvivía por tener todo dispuesto para que el Señor se sintiera acogido (por eso es la santa patrona de los hoteleros), María estaba sentada a los pies del Maestro escuchándole. Ante el reclamo de Marta a Jesús para que dijera a su hermana que le ayudara, este le contestó: “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán”.

La otra lectura evangélica que nos propone la liturgia para hoy (Jn 11,19-27) es el pasaje en que Marta sale al encuentro de Jesús cuando este llegó tras la muerte de su hermano Lázaro. Las palabras de Marta son a la vez un reclamo (no de coraje, sino imbuido del cariño propio de un amigo) y una profesión de fe: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”.

A ese intercambio inicial sigue una conversación entre Jesús y Marta, en la que Marta reafirma su fe en Jesús, en su mensaje, y en su obra salvífica. Los últimos tres versículos del pasaje de hoy son una verdadera catequesis: “Jesús le dijo: ‘Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?’. Ella le respondió: ‘Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo’”.

Esa profesión de fe de Marta se vio coronada con la revitalización de su hermano Lázaro. Marta estaba segura del poder de Jesús (creía en Jesús y le creía a Jesús), y ni la muerte de su hermano pudo destruir esa certeza.

Santa Marta, amiga de Jesús, ruega por nosotros.

Para una reflexión sobre las lecturas correspondientes al jueves de la décima séptima semana del T.O. ver: http://delamanodemaria.com/?p=13978