La misericordia de Dios da vida al hombre, dice el Papa

papa-Francisco_AP

VATICANO, 09 Jun. 13 / 11:49 am (ACI).- En sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró que “la misericordia de Dios da vida al hombre, lo resucita de la muerte”.

El Santo Padre subrayó que “el Señor nos mira siempre con misericordia, nos espera con misericordia. ¡No tengamos miedo de acercarnos a Él! ¡Tiene un corazón misericordioso! Si le mostramos… [seguir leyendo]

REFLEXIÓN PARA EL DÉCIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 09-06-13

viuda nain

La liturgia para hoy nos presenta dos historias paralelas en la primera lectura y el relato evangélico. La primera (1 Re 17,17-24) nos narra la historia de la revitalización del hijo de la viuda de Sarepta por el profeta Elías, y el relato evangélico (Lc 7,11-17) la reanimación del hijo de la viuda de Naín por parte de Jesús.

En ambos casos hay un ingrediente común: la compasión. Recordemos que en la cultura judía una mujer viuda que no tuviera un hombre que le diera estatus legal no tenía derechos, estaba destinada a una vida de miseria. Por tanto, para una mujer viuda perder su único hijo era una desgracia que iba mucho más allá del dolor de la pérdida del hijo de sus entrañas. Por eso Jesús le encargó a su Madre, la Virgen María, al discípulo amado al pie de la cruz.

Elías se compadeció de aquella viuda: “Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?” El relato evangélico nos dice que al ver la viuda, a Jesús “le dio lástima” (una traducción bastante pobre). Conmovido en sus entrañas, decidió devolver la dignidad, la seguridad a aquella pobre mujer.

Otro elemento común a ambas historias es la ternura, otro atributo de Dios. En la primera lectura vemos con la ternura que Elías trata el cuerpo inerte del hijo de la viuda: “tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama”. En el relato evangélico Jesús se acercó a la viuda y le dijo: “No llores”. No resulta difícil imaginar el rostro de ternura que acompañó esas palabras. Imagino que posó su mano sobre el hombro de la viuda al pronunciar esas palabras. Luego se acercó al ataúd y lo tocó (algo prohibido en la ley judía). ¡Cuántas veces en nuestra oración al estar pasando un momento de tristeza sentimos la tierna voz de Jesús que nos dice: “No llores”! Palabras que son un bálsamo para el alma adolorida.

También en ambos casos la revivificación se efectúa por el poder de Dios. En el de la viuda de Sarepta, Elías se echó tres veces sobre el niño mientras decía: “Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración”, y el niño revivió. En el de la viuda de Naín que nos narra el Evangelio, Jesús dijo: “¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”, y el muchacho volvió a la vida.

No debemos perder de perspectiva que en ambos casos los jóvenes fueron reanimados, no resucitados. Se trató de una recuperación temporal de la vida. Eventualmente ambos morirían nuevamente. Será más tarde que Jesús, con su gloriosa Resurrección, nos mostrará el camino a otro tipo de vida a la que todos vamos a resucitar para reinar junto a Él por toda la eternidad (Ap 22,5).

Un último elemento común a ambas historias: las dos terminan con una acción de gracias y alabanza a Dios. La viuda de Sarepta dijo a Elías: “Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad”. En el relato evangélico se nos dice: “Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: ‘Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo’”.

Señor, Tú que eres Dios de vivos y tienes palabras de vida eterna, compadécete de nosotros, pecadores, y danos la gracia de ser acreedores a la vida eterna que nos has prometido. Por Jesucristo Nuestro Señor.

REFLEXIÓN PARA LA CONMEMORACIÓN DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA 08-06-13

Corazon de María

Hoy celebramos la conmemoración del Inmaculado Corazón de María. La Iglesia, a través de la liturgia, nos recuerda que el modo más seguro de llegar a Jesús es por medio de su Madre. Por eso celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y la conmemoración del Inmaculado Corazón de María en días consecutivos, viernes y sábado de la semana siguiente al domingo después de Corpus Christi. Como dijo el papa Pablo VI: “María  es siempre el camino que conduce a Cristo”. Es a través del Inmaculado Corazón traspasado de María que podemos llegar al Sagrado Corazón de su Hijo amado. ¡A Jesús por María!

Ese corazón maternal que se conmovió ante el problema de los novios en las bodas de Caná, propiciando el primer milagro de su Hijo, está presto a conducirnos al corazón amoroso de su Hijo para que obre el milagro de nuestra salvación.

Acercarnos al Corazón Inmaculado de María es acercarnos al Sagrado Corazón de Jesús. Ambos laten al unísono; y a través de ambos fluye la misma sangre. Recordemos que por el misterio de la Encarnación, María de Nazaret concibió al Hijo de Dios en sus purísimas entrañas sin ayuda de varón. Por tanto, la estructura genética (ADN) de ambos es idéntica. Así, la sangre que se vertió en la Cruz fue también la sangre de María…

La lectura evangélica de hoy (Lc 2,41-51), el episodio del Niño perdido y hallado en el templo, culmina diciendo que “Su madre conservaba todo esto en su corazón”. María meditaba y conservaba todos los misterios de su Hijo que se le iban revelando y, aunque no los comprendía, sabía que formaban parte de un plan que rebasaba su entendimiento y los aceptaba como la voluntad del Padre.

De esta manera Lucas resalta la calidad de discípulo-modelo en María, la que escucha la Palabra de su Hijo, la medita en su corazón, y sigue Sus pasos confiadamente.

Aunque la devoción al Inmaculado Corazón de María puede trazarse a los primeros siglos de la Iglesia, la misma se difundió a partir del siglo XVII, promovida por San Juan Eudes. No obstante, adquirió notoriedad cuando la Virgen de Fátima, en una aparición a la vidente Lucía Martos en 1925 le dijo: “Nuestro Señor quiere que se establezca en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado. Si se hace lo que te digo se salvarán muchas almas y habrá paz; terminará la guerra…. Quiero que se consagre el mundo a mi Corazón Inmaculado y que en reparación se comulgue el primer sábado de cada mes…. Si se cumplen mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz…. Al final triunfará mi Corazón Inmaculado y la humanidad disfrutará de una era de paz”.

El 31 de octubre de 1942, en una ceremonia solemne, el papa Pío XII consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María. El 4 de mayo de 1944, el mismo papa estableció oficialmente la conmemoración litúrgica para la Iglesia universal. El papa Juan Pablo II declaró que la misma es de carácter obligatorio, es decir, que se celebra en todo el mundo.

“¡Llévanos a Jesús de tu mano! ¡Llévanos, Reina y Madre, hasta las profundidades de Su Corazón adorable! ¡Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros!”

REFLEXIÓN PARA LA SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 07-06-13

corazon

Hoy celebramos la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. La Iglesia celebra esta solemnidad el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés. En la piedad cristiana todo el mes de junio está dedicado al Corazón de Jesús.

Se ha dicho que los elementos esenciales de esta devoción “‘pertenecen de manera permanente a la espiritualidad propia de la Iglesia a lo largo de toda la historia’, pues, desde siempre, la Iglesia ha visto en el Corazón de Cristo, del cual brotó sangre y agua, el símbolo de los sacramentos que constituyen la Iglesia; y, además, los Santos Padres han visto en el Corazón del Verbo encarnado ‘el comienzo de toda la obra de nuestra salvación, fruto del amor del Divino Redentor del que este Corazón traspasado es un símbolo particularmente expresivo’”.

Esta devoción encuentra su fundamento en el misterio de la Encarnación. Por eso adoramos el corazón de Cristo; porque es el corazón del Verbo encarnado, del cual brotó sangre y agua en la culminación del sacrificio máximo, el gesto de amor más formidable en la historia de la humanidad. Ese Corazón que fue capaz de sentir y prodigar el amor más profundo imaginable, Dios encarnado (Cfr. 1 Jn 4,8). Dios-Amor que, cumpliendo la voluntad del Padre se ofreció a Sí mismo para nuestra salvación. Sí; porque la voluntad del Padre es que todos nos salvemos.

Las lecturas para hoy nos presentan una vez más la figura del Buen Pastor. Con esta figura se quiere representar lo incapaces que somos de alcanzar la salvación sin la ayuda de Dios-Buen Pastor. Dios nos ama con amor infinito y está empeñado en que ninguna de sus ovejas se pierda. En la primera lectura, tomada de la profecía de Ezequiel (34,11-16), se nos presenta a Dios-Buen Pastor, buscando Él mismo “en persona” a las ovejas dispersas: “Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido”. Vemos la ternura, el amor, reflejado en esta figura. Recordemos que la voluntad de Dios es que todos nos salvemos.

En el Evangelio según san Lucas (15,3-7) que nos brinda la liturgia de hoy, Jesús retoma esa alegoría del Antiguo Testamento, con la parábola de la oveja perdida: “Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?”

Desde la antigüedad, hemos relacionado el corazón con el amor, porque cuando experimentamos un amor profundo sentimos cómo el corazón late con más intensidad, al punto que a veces sentimos que se nos quiere salir del pecho. Así late el Corazón humano de Jesús cada vez que se encuentra con uno de nosotros, después de habernos descarriado; como latió el corazón del padre misericordioso en la parábola del hijo pródigo al verlo acercarse a la distancia y salir corriendo a su encuentro: “Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”.

Ese es el corazón de Jesús que nosotros adoramos, y cuya devoción celebramos hoy. “Demos gracias a Dios, nuestro Padre, por el infinito amor que nos ha mostrado en el Corazón de su Hijo Jesús” (de la Oración Colecta).

Confesor del Papa: Francisco pide oraciones porque sabe que el tentador no duerme

papa-Francisco_AP

BUENOS AIRES, 05 Jun. 13 / 08:05 pm (ACI/EWTN Noticias).- El sacerdote franciscano Fray Berislao Ostojic, confesor en Argentina del entonces Cardenal Jorge Bergoglio, dijo que el Papa Francisco es un hombre que tiene los pies en la tierra y que pide que recen por él porque sabe que “el tentador no duerme”.

El sacerdote dijo que en la carta… [continuar leyedo]

REFLEXIÓN PARA EL JUEVES 06-06-13

amaras-a-tu-projimo

La lectura evangélica que nos propone la liturgia para hoy (Mc 12,28b-34) es la misma que contemplamos el viernes de la tercera semana de Cuaresma. Nos dice la Escritura que un escriba se acercó a Jesús y le preguntó cuál mandamiento es el primero de todos. Los escribas tenían prácticamente una obsesión con el tema de los mandamientos y los pecados. La Mitzvá contiene 613 preceptos (248 mandatos y 365 prohibiciones), y los escribas y fariseos gustaban de discutir sobre ellos, enfrascándose en polémicas sobre cuales eran más importantes que otros.

Como dijimos anteriormente, la respuesta de Jesús no se hizo esperar: “‘Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser’ (Dt 6,4-5). El segundo es éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Lv 19,18). No hay mandamiento mayor que éstos”.

“Escucha…” Tenemos que ponernos a la escucha de esa Palabra que es viva y eficaz, más cortante que espada de dos filos (Hb 4,12-13), que nos interpela. Una Palabra ante la cual no podemos permanecer indiferentes. La aceptamos o la rechazamos. No se trata pues, de una escucha pasiva; Dios espera una respuesta de nuestra parte. Cuando la aceptamos no tenemos otra alternativa que ponerla en práctica, como los Israelitas cuando le dijeron a Moisés: “acércate y escucha lo que dice el Señor, nuestro Dios, y luego repítenos todo lo que él te diga. Nosotros lo escucharemos y lo pondremos en práctica”. O como le dijo Jesús los que le dijeron que su madre y sus hermanos le buscaban: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica” (Lc 8,21). Hay que actuar conforme a esa Palabra. No se trata tan solo de “creer” en Dios, tenemos que “creerle” a Dios y actuar de conformidad. El principio de la fe. Ya en otras ocasiones hemos dicho que la fe es algo que se ve.

¿Y qué nos dice el texto de la Ley citado por Jesús? “Amarás al Señor tu Dios”. ¿Y cómo ha de ser ese amar? “Con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. Que no quede duda. Quiere abarcar todas las maneras posibles, todas las facultades de amar. Amor absoluto, sin dobleces, incondicional. Corresponder al Amor que Dios nos profesa. Pero no se detiene ahí. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Consecuencia inevitable de abrirnos al Amor de Dios. El escriba lo comprendió: “amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Por eso Jesús le dice: “No estás lejos del Reino de Dios”.

La fórmula que nos propone Jesús es sencilla. Dos mandamientos cortos. Cumpliéndolos cumples todos los demás. La dificultad está en la práctica. Se trata de escuchar la Palabra y “ponerla en práctica”. Nadie dijo que era fácil (Dios los sabe), pero si queremos estar cada vez más cerca del Reino tenemos que seguir intentándolo.

Que no se diga que no intentamos…

Discurso de una niña enferma de cáncer al Papa Francisco conmueve al mundo

VATICANO, 04 Jun. 13 / 03:37 pm (ACI/EWTN Noticias).- Las palabras de Michelle, una niña enferma de cáncer que se encontró con el Papa Francisco han conmovido a todo el mundo: “Papa Francisco, reza por nuestro padres para que puedan tener siempre una sonrisa como la tuya”, dijo la menor.

El Papa Francisco recibió a Michelle junto a un grupo de… [continuar leyendo]

 

REFLEXIÓN PARA EL MIÉRCOLES 05-06-13

“No es Dios de muertos, sino de vivos”. Con esta aseveración Jesús remata su contestación a otra pregunta capciosa que los saduceos que le habían planteado en la lectura evangélica que contemplamos hoy (Mc 12,18-27).  En días recientes hemos estado leyendo esta especie de recopilación que Marcos hace de las polémicas de Jesús con sus opositores, los “intelectuales” de la época (escribas, ancianos, fariseos, herodianos, saduceos), todos conocedores de la Ley y las Escrituras. Las preguntas que le plantean son hipócritas, formuladas no con el deseo de saber la respuesta, sino para ver si Jesús “resbala” o contradice la Escritura, y así hacerle lucir mal.

Pero en este, como en los otros episodios similares encontramos a un Jesús conocedor de las Escrituras y maestro del arte de debate, que sabe utilizar las mismas escrituras para rebatir los argumentos de sus detractores.

El mismo pasaje nos dice que los saduceos no creían en la resurrección. Aun así, le formulan la pregunta: “Maestro, Moisés nos dejó escrito: ‘Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano’. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella”.

Jesús, conocedor de la Escritura y de las doctrinas de las diversas sectas religiosas de la época, sabía que los saduceos no reconocían la totalidad de la Biblia Judía, sino solo el Pentateuco (los primeros cinco libros del Antiguo Testamento). Por eso, luego de decirles que están equivocados, que la resurrección no conlleva una reanimación de nuestro cuerpo mortal con todas sus apetencias, sino que seremos “como ángeles del cielo”, les cita el pasaje del Pentateuco (Ex 3,6).

Jesús nos dice que una vez resucitados a la vida eterna, nuestra única preocupación al igual que los ángeles, será servir, alabar, y “contemplar continuamente el rostro del Padre” (Cfr. Mt 18,10); la “visión beatífica”, que según la doctrina católica es privilegio de los ángeles y de los justos (los fallecidos en gracia de Dios).

Jesús aclara este concepto también para beneficio de los fariseos quienes, a pesar de que creían en la resurrección, tenían un concepto más físico del fenómeno. Él deja claro que en la “otra vida” ya las personas no se casarán ni tendrán hijos, pues no habrá necesidad de descendencia, porque “ya no habrá muerte” (Cfr. Ap 21,4), y estaremos disfrutando de la vida que no acaba.

Por eso, el mensaje central de este pasaje evangélico es este: que Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos”.

“Señor, tú eres el Dios vivo y el Dios de la alianza de la vida y del amor leal. Guárdanos en tu amor y guarda la promesa de vida que nos has dado por medio de tu Hijo Jesucristo” (Oración colecta).

REFLEXIÓN PARA EL MARTES 04-06-13

Al César lo que es del César

“Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios”. Con esta frase lapidaria culmina la lectura evangélica que nos propone la liturgia para hoy (Mc 12,13-17). Esta es una de esas frases bíblicas que compiten por el premio a la más citada.

Jesús acababa de desenmascarar a sus opositores con la parábola de “los labradores asesinos” que leímos ayer (Mc 12,1-12). Los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, “viendo que la parábola iba por ellos”, se habían escabullido avergonzados. Pero, como sucede siempre con las fuerzas del mal, estos no cejan en su empeño. Le enviaron unos fariseos y herodianos para tratar de “entramparlo” y ver si fallaba para poder acusarlo.

Luego de adularlo (“Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente”), como preparando el camino para luego propinarle la zancadilla, le formulan la pregunta: “¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?” Una pregunta cargada, como todas las que siempre le formulan. Si contesta que sí, se echa en contra al pueblo que resiente la opresión política de parte del Impero Romano. Si contesta que no, se echa en contra a las autoridades romanas o, al menos a las autoridades de Herodes, quien actuaba como “monigote” del Imperio, y podían acusarlo de revolucionario, sedicioso, que fue lo que eventualmente lograron (por ese cargo le fabricaron un caso y lo condenaron a muerte).

Jesús, maestro del arte del debate, luego de desenmascararlos (“¿Por qué intentáis cogerme?”), utilizando su estilo habitual, pide que le traigan una moneda y les contesta con otra pregunta: “¿De quién es esta cara y esta inscripción?” Le contestaron: “Del César”. Es ahí cuando Jesús replica con su frase lapidaria.

Jesús nos está dando una lección de civismo; Él reconoce la necesidad de una autoridad civil, necesaria para que haya orden social, y nos pide que cumplamos con nuestros deberes ciudadanos (en Mt 17,27 Jesús manda a Pedro ir a pescar un pez, y le dice que pague el impuesto con la moneda que encontrase en la boca del primer pez). Pero aprovecha para recordarnos que no debemos mezclar ambos dominios. “Lo que es de Dios a Dios”.

La moneda que le muestran tiene una imagen humana, la del César. Por eso el César recibe lo que le es lo propio. Pero aun el emperador es imagen y semejanza de Dios, y su autoridad temporal proviene de Dios, o es permitida por Dios (Cfr. Jn 19,11). Dios tiene su propia esfera también, y esa esfera es prioritaria.

Si bien no debemos mezclar ambos dominios, tampoco debemos contraponerlos. No debemos identificar la religión con los intereses políticos, como tampoco inmiscuir los intereses políticos en la religión. El resultado es siempre desastroso. Crea una polarización en el pueblo en la que quien único pierde es la religión, pues a los políticos poco les importa, siempre que logren sus objetivos.

“Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios”.

 

El Papa presidió Adoración Eucarística en simultáneo con todo el mundo

ppfranciscoeucaristia02052013

VATICANO, 02 Jun. 13 / 08:44 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco presidió este domingo, desde la Basílica de San Pedro, la solemne Adoración Eucarística, a la que, en el marco de las celebraciones por el Año de la Fe, estaban llamadas a participar al mismo tiempo todas las diócesis del mundo, con sus respectivas Catedrales.

Con este acto que duró una hora, el Santo Padre quiso, [continuar leyendo]