FIESTA DE TODOS LOS SANTOS Y SANTAS DE LA ORDEN DE PREDICADORES 7 DE NOVIEMBRE

santos y santas de la op

La Familia Dominica celebra hoy, 7 de noviembre, la Fiesta de todos los santos y santas de la Orden de Predicadores. Hombre y mujeres, frailes, presbíteros, monjas de vida contemplativa, hermanas de vida apostólica, y laicos y laicas que han forjado su santidad siguiendo el carisma que nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán imprimió a nuestra Orden.

El número de santos y beatos de la Orden es de varios centenares, de los que un gran número fueron mártires en Extremo Oriente.

Te invito a visitar el portal de la Orden para conocer más sobre estos santos y santas:

http://www.dominicos.org/grandes-figuras/santos

 

CONVIVENCIA VOCACIONAL ORDEN DE PREDICADORES

Descubrir una vocación en la Orden de Predicadores, es encontrar un carisma de Familia! Puedes ser laic@s casada, solter@ o viud@, puedes ser religiosa de vida activa o contemplativa, puedes ser fraile sacerdote o fraile laico. Ven a conocer este gran carisma de Predicación según el don recibido por santo Domingo de Guzmán!

convivencia vocacional

De vuelta en casa

Asistentes sm

Queridos hermanos y hermanas en Jesús y María:

Tras una breve interrupción de nuestras reflexiones diarias con motivo de nuestra participación en el III Congreso del Consejo de Fraternidades Laicales Dominicas de América Latina y el Caribe (COFALC), reanudamos hoy las mismas.

El Congreso, celebrado en Lima, Perú resultó muy enriquecedor para todos los participantes, y culminó con la sorpresa de que este servidor fue electo Coordinador de COFALC por los próximos tres años, a partir de la confirmación de la elección por el Maestro de la Orden de Predicadores.

Ruego a todos me mantengan en sus oraciones para poder llevar a cabo esta encomienda tan importante.

SOLEMNIDAD DE SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, FUNDADOR DE LA ORDEN DE PREDICADORES 08-08-14

Santo Domingo nuestro Padre VERITAS

Aunque para nuestra Provincia Eclesiástica hoy es “Memoria”, la Orden de Predicadores (Dominicos) celebra hoy, 8 de agosto, la Solemnidad de nuestro padre y fundador Santo Domingo de Guzmán, por lo que en esta fecha celebramos la liturgia propia de la solemnidad, apartándonos de las lecturas correspondientes al tiempo ordinario.

El año pasado publicamos una reflexión sobre las lecturas propias de la solemnidad, a la cual les referimos.

Santo Domingo de Guzmán nació en Caleruega (España), alrededor del año 1170. Realizó sus estudios teológicos en Palencia y fue nombrado canónigo de la Iglesia de Osma. Incansable predicador, con su predicación y con su vida ejemplar, combatió con éxito la herejía albigense. Junto a otros que se le unieron en esa empresa, fundó la Orden de Predicadores. Murió en Bolonia el día 6 de agosto del año 1221. Fue canonizado en el año 1234.

Vivió una vida ejemplar dedicado a la oración, el estudio, la contemplación, y la santa predicación, características que imprimió a la Orden de Predicadores. La Orden se apresta a celebrar el Jubileo de los 800 años de su fundación en el 2016.

Domingo vivió la verdadera pobreza evangélica, entregándose por completo a los pobres y marginados, llegando al extremo de vender su última posesión, y la más preciada, sus libros, para repartir el dinero a los pobres.

Cuentan que apenas dormía, y pasaba la noche en vela orando y llorando por los pecados de la humanidad.

El papa Gregorio IX, al canonizar a santo Domingo dijo de él: “De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo”.

Me siento honrado de vestir el hábito de la Orden de Predicadores fundada por tan insigne santo, y me esfuerzo cada día por hacerme merecedor de esa gracia.

Santo Domingo de Guzmán, ruega por nosotros.

 

REFLEXIÓN PARA LA MEMORIA OBLIGATORIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA, PROTECTORA DE LA ORDEN DE PREDICADORES 22-07-14

Magadalena

Hoy celebramos la memoria obligatoria de santa María Magdalena, discípula del Señor y “protectora” de la Orden de Predicadores (Dominicos). Pocos personajes de la Biblia han sido tan mal entendidos, y hasta difamados, como María de Magdala, a quien se refieren como una pecadora pública y prostituta.

Siempre que celebramos esta memoria tengo que enfatizar que hay tres personajes en los relatos evangélicos cuyas identidades se confunden, pero que no necesariamente son la misma persona: María Magdalena, María la hermana de Lázaro y Marta (Lc 10,38-42; Jn 11,1; 12,3), y la pecadora anónima que unge los pies de Jesús (Lc 7,36-50).

María Magdalena, con su nombre completo, aparece en algunos de los pasajes más significativos del Evangelio, destacándose entre las mujeres que siguen a Jesús (Mt 27,56; Mc 15,47; Lc 8,2), especialmente en el drama de la Pasión (Mc 15,40), al pie de la cruz junto a María, la Madre de Jesús (Jn 19,25), y en el entierro del Señor (Mc 15,47). Igualmente fue la primera en llegar al sepulcro del Señor en la mañana de la Pascua (Jn 20,15) y la primera a quien Jesús se le apareció luego de resucitar (Mt 28,1-10; Mc 16,9; Jn 20,14). De ese modo se convierte en “apóstol” de los apóstoles, al anunciarles la Resurrección de Jesús (Jn 20,17-18). Trato de imaginar la alegría que se reflejó en el rostro de María Magdalena al decir a los apóstoles: “¡He visto al Señor; ha resucitado!”

Aunque la tradición presentaba a María Magdalena como una gran pecadora, la Iglesia, sobre todo después del Concilio Vaticano II, ha establecido una distinción entre los tres personajes que mencionamos al inicio, reivindicando el nombre de María Magdalena, eliminando toda referencia a ella como “adúltera”, “prostituta” y “pecadora pública”. Así, hoy la Iglesia la reconoce como una fiel seguidora de Cristo, guiada por un profundo amor que solo puede ser producto de haber conocido el Amor de Dios.

La liturgia de la memoria nos ofrece como primera lectura (Ct 3,1-4a) un pasaje hermoso del Cantar de los Cantares (¿qué pasaje de ese libro no es hermoso?) que nos abre el apetito para el evangelio: “En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: ‘¿Visteis al amor de mi alma?’ Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma”. Así es el amor de Dios por nosotros, apasionado…

La lectura evangélica (Jn 20,1.11-18) nos narra el encuentro de María Magdalena con el Resucitado. ¡Cuánto debe haber amado a Jesús aquella santa mujer, que le valió el privilegio de ser escogida por Él para ser la primera testigo de su Resurrección! Me imagino que su corazón querría estallar de emoción al reconocer la voz de su Rabonni que la llamó por su nombre: “¡María!”. Aunque la lectura no lo dice, por las palabras de Jesús que siguen no hay duda que intentó abrazarlo, o al menos tocar sus pies. Trato de pensar cómo reaccionaría yo, y no creo que haya forma de describirlo. Recuerda, Jesús te llama por tu nombre igual que lo hizo con María Magdalena… Pero solo si amas como amó María, podrás escuchar Su voz.

Santa María Magdalena, ruega por nosotros!

PATROCINIO DE LA B. VIRGEN MARÍA SOBRE TODA LA FAMILIA DOMINICANA 08-05-14

Patrocinio de la Virgen María O.P.

La Orden de Predicadores reconoce desde sus inicios la protección de la Virgen y “no duda en confesarla, la experimenta continuamente y la recomienda a todos – frailes, hermanas y seglares – para que apoyados en su protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador” (LG, n. 62) para llevar a cabo la difícil misión de la salvación de los hombres.

LITURGIA DE LAS HORAS
Propio O.P.

REFLEXIÓN PARA EL LUNES 22-07-13, MEMORIA OBLIGATORIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA

Santa María Magdalena

Hoy celebramos la memoria obligatoria de santa María Magdalena, discípula del Señor y protectora de la Orden de Predicadores (Dominicos). Pocos personajes de la Biblia han sido tan mal entendidos, y hasta difamados, como María de Magdala, a quien se refieren como una pecadora pública y prostituta.

Lo cierto es que hay tres personajes en los relatos evangélicos cuyas identidades se confunden, pero que no necesariamente son la misma persona: María Magdalena, María la hermana de Lázaro y Marta, de quien nos hablaba el relato evangélico de ayer (Lc 10,38-42) y es mencionada en otros relatos (Jn 11,1; 12,3), y la pecadora anónima que unge los pies de Jesús (Lc 7,36-50).

María Magdalena, con su nombre completo, aparece en algunos de los pasajes más significativos del Evangelio, destacándose entre las mujeres que siguen a Jesús (Mt 27,56; Mc 15,47; Lc 8,2), especialmente en el drama de la Pasión (Mc 15,40), al pie de la cruz junto a María, la Madre de Jesús (Jn 19,25), y en el entierro del Señor (Mc 15,47). Igualmente fue la primera en llegar al sepulcro del Señor en la mañana de la Pascua (Jn 20,15) y la primera a quien Jesús se le apareció luego de resucitar (Mt 28,1-10; Mc 16,9; Jn 20,14). De ese modo se convierte en “apóstol” de los apóstoles, al anunciarles la Resurrección de Jesús (Jn 20,17-18). Trato de imaginar la alegría que se reflejaría en el rostro de María Magdalena al decir a los apóstoles: “¡He visto al Señor; ha resucitado!”

Aunque la tradición presentaba a María Magdalena como una gran pecadora, la Iglesia, sobre todo después del Concilio Vaticano II, ha establecido una distinción entre los tres personajes que mencionamos al inicio, reivindicando el nombre de María Magdalena, eliminando toda referencia a ella como “adúltera”, “prostituta” y “pecadora pública”. Así, hoy la Iglesia la reconoce como una fiel seguidora de Cristo, guiada por un profundo amor que solo puede ser producto de haber conocido el Amor de Dios.

La liturgia de la memoria nos ofrece como primera lectura (Ct 3,1-4a) un pasaje hermoso del Cantar de los Cantares (¿qué pasaje de ese libro no es hermoso?) que nos abre el apetito para el evangelio: “En mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo busqué y no lo encontré. Me levanté y recorrí la ciudad por las calles y las plazas, buscando al amor de mi alma; lo busqué y no lo encontré. Me han encontrado los guardias que rondan por la ciudad: ‘¿Visteis al amor de mi alma?’ Pero, apenas los pasé, encontré al amor de mi alma”.

La lectura evangélica (Jn 20,1.11-18) nos narra el encuentro de María Magdalena con el Resucitado. ¡Cuánto debe haber amado a Jesús aquella santa mujer, que le valió el privilegio de ser escogida por Él para ser la primera testigo de su Resurrección! Me imagino que su corazón querría estallar de emoción al reconocer la voz de su “Rabonni” que la llamó por su nombre: “¡María!”. Aunque la lectura no lo dice, por las palabras de Jesús que siguen no hay duda que intentó abrazarlo, o al menos tocar sus pies. Trato de pensar cómo reaccionaría yo, y no creo que haya forma de describirlo. Recuerda, Jesús te llama por tu nombre igual que lo hizo con María Magdalena… Solo si amas como amó María, podrás escuchar Su voz. ¡Santa María Magdalena, ruega por nosotros!

La Contemplación de la Calle

Les invito a leer este interesante artículo escrito por Fr. Alfonso Esponera Cerdán, O.P., que enfatiza la “contemplación de la calle” que describe en su artículo, a diferencia de la “contemplación en la calle”.

La contemplación, junto a la oración, el estudio y la predicación, es un componente vital del carisma dominico, orden a la que me enorgullece pertenecer.

http://www.op.org/es/content/la-contemplacion-de-la-calle

Emblema de la OP